Todos los días podemos hacer algo que nos ayude a vivir mejor: cuidar el cuerpo y la salud, organizar mejor nuestro tiempo, estar más felices en el trabajo y con nuestros hijos, tener la casa más ordenada...


sábado, 2 de mayo de 2009

El perfeccionista que deja las cosas para más tarde

Me encontré con un concepto interesante para compartir mientras leía Eliminate Chaos, un libro sobre organización del hogar de Laura Leist. La palabra en inglés es “procrastinator”, y define a alguien que deja las cosas para último momento. No es un irresponsable necesariamente. Es probable que sea un perfeccionista, o un soñador, o alguien que se imagina que el trabajo a realizar es más complejo que lo que en realidad es y la sola idea de encararlo lo deprime un poco.
Me sentí bastante representada. Y, aunque todavía no resolví del todo la cuestión de querer tener el 100% de los los procesos y los objetos del hogar y de la familia bajo control, encontré un par de claves que justamente tienen que ver con el título de este blog:

- Es mejor terminar algo (aunque no esté del todo perfecto) que no empezarlo porque no va a estar del todo perfecto.

- Organización significa que todo tenga un lugar asignado, no necesariamente que en todo momento todo esté en el lugar asignado.

Entonces, hay que dedicar un poco de esfuerzo a esta organización. Yo lo divido en tres partes:

- Diseño

- Comunicación

- Mantenimiento

El diseño de la organización implica pensar el orden, asignar espacios, repartir tareas y responsabilidades, crear rutinas, escribir agendas… Si el hogar es unipersonal, pasamos al punto 3. Si se trata de una pareja, lo importante es consensuar el diseño con el otro miembro de la pareja. En el caso de una familia, es fundamental pasar al punto 2: la comunicación.
Todos los integrantes de la familia – incluyendo, si hay, al personal doméstico - deben conocer el orden de la casa (o del bolso de la escuela, o la mochila para la colonia, da igual) y preocuparse por la parte que les corresponde. Deben estar de acuerdo y alineados con las consignas. Ya sé, es difícil. ¿Quién dijo lo contrario? Pero no dejemos de trabajar sobre el tema. Tengamos paciencia con los chicos, porque les va a llevar un poco más de tiempo que a nosotros mismos completar una tarea. Hay que comunicar, insistir, darles ese tiempo y dejar que lo hagan solos.
Si no queremos que el esfuerzo realizado en los puntos 1 y 2 se esfume en menos de una semana, hay que trabajar sobre el mantenimiento. Lo más normal es que luego de un “ataque de orden” nos relajemos. Para no volver al punto de partida, como en el Juego de la Oca, hay que relajarse lo menos posible y seguir trabajando sobre el seguimiento de las pautas acordadas.