Todos los días podemos hacer algo que nos ayude a vivir mejor: cuidar el cuerpo y la salud, organizar mejor nuestro tiempo, estar más felices en el trabajo y con nuestros hijos, tener la casa más ordenada...


sábado, 9 de mayo de 2009

El caso de Natalia 2 ¿Y por casa cómo andamos?

El caso de Natalia que presenté en el post anterior suscitó entre mis amigos algunos comentarios que me parece valioso agregar.

1. De parte de un hombre, que es padre y está casado: este caso revela un problema de pareja, que incluye falta de comunicación.
2. De parte de una mujer, arquitecta, que suele trabajar con familias jóvenes en countries: este tipo de mujeres no decide ni la elección de un florero a la hora de encarar una refacción en la casa.
3. De parte de otra mujer de la edad de Natalia: esta chica va a pegarse un palo en la ruta si no encuentra la forma de zafar.

Mi idea con este caso era presentar la necesidad que todas las mujeres tenemos de diseñar sistemas de ayuda o apoyo en diversas áreas, pero los comentarios anteriores me llevaron antes por otro camino: el de la necesidad de apoyo de la pareja de cada una.

Parecería obvio (pero no lo es tanto) que si estamos en pareja, hay que diseñar la vida familiar en conjunto: desde la agenda cotidiana hasta el lugar en donde uno vive y la asignación de responsabilidades de cada uno. Si hay que hacer ajustes, es inútil convocar a un ejército de familiares, amigos y proveedores externos si no se ataca el problema con nuestra pareja.

No hay nada de malo en pedir ayuda si uno no da abasto, o si da abasto pero la está pasando mal. Primero hay que parar un minuto y darse cuenta de lo anterior. Luego, tomando como premisa que no hay nada que no pueda modificarse o resolverse, comunicarse con la pareja.